Otro mini-relato

Hola, hola. Se que soy una desaparecida y que no soy constante peeeeeeeeero, volví para traer otro relato que había escrito hace un tiempo y que por un motivo u otro no subía. Así que acá esta, espero les guste y tratare de subir mas seguido alguna cosa.


-Recuerden, no lo juzguen antes de conocerlo. Él es… la persona más dulce y tierna del planeta, y de verdad lo quiero y de verdad me quiere, así que, por favor, denle una oportunidad ¿sí?
-De acuerdo.
Nerviosa les di la espalda a mis padres, mirando hacia el lugar donde en cualquier momento aparecería la persona a la que amaba más que nada. Alise la falda del vestido que había tardado media hora en escoger, intentando controlar el temblor de mis manos, que delataba los excesos de nervios y dudas que atacaban mi mente.
<<Tranquila, respira hondo, vamos, todo saldrá bien, tu solo respira>> me repetía una y otra vez, casi como un mantra.
Rato después, cuando estaba a punto de ponerme a chillar de los nervios, se anunció que su vuelo estaba aterrizando.
<<DIOS MIO YA ESTA AQUÍ>> Gritaba mi yo interior dando giros y saltos de emoción.
Ansiosa empecé a mirar por sobre las cabezas de gente que esperaba a alguien del mismo vuelo y por entre las caras de las cansadas personas que bajaban del mismo. Y entonces lo vi.
Mi corazón, que segundos antes no paraba de latir como loco, de pronto se detuvo, todo alrededor se difuminaba y yo solo podía ver su rostro. Sus ojos, que buscaban ávidos entre la multitud, se detuvieron por fin en los míos y una enorme sonrisa se desplego en su rostro, haciendo que mi corazón volviera a latir a un ritmo frenético.
Sin ser realmente consciente del hecho, empecé a moverme hacia él, al tiempo que él avanzaba hacia mí. Ningún otro pensamiento ocupaba mi mente salvo el de sentirlo en mis brazos. Corte los últimos metros que nos separaban en una rápida carrera hasta por fin sentir como sus brazos me envolvían y su cabeza se enterraba en mi pelo, al tiempo que yo hacía lo propio en su pecho.  En ese momento fui consciente de que estaba temblando y que pequeñas lagrimas se derramaban por mis mejillas hasta caer en su camiseta, por lo que me separe unos centímetros de su pecho para secarme la cara, al tiempo que levantaba la vista.
Ambos nos miramos a los ojos y nos comunicamos sin palabras, viendo el uno en los ojos del otro un brillo de emoción. Lentamente, sus manos soltaron mi espalda para subir a mis mejillas.
-Hola-susurro bajito, poniéndome la piel de gallina, tanto por su voz como por el susurro.
-Hola- conteste sonriendo, algo sonrojada.
Y sin decir más volvimos a abrazarnos. Era un momento donde las palabras sobraban y lo único que nos importaba era sentir al otro, saber que ese momento tan esperado por fin se había convertido en realidad.
Un rato después nos separamos lentamente unos centímetros, sin dejar de mirarnos a la cara. Una de mis manos subió, temblorosa, hasta descansar en su mejilla, lo que creó una sonrisa en el rostro de mi amado, que sabía lo loca que estaba por pellizcarlos.  Lo acaricie por un segundo antes de ponerme de puntitas y depositar un casto beso en su mejilla, lo que logró que mis mejillas se tiñeran de rojo.
-¿Solo ese besito me darás después de haber esperado tanto?-dijo haciendo un pequeño puchero y poniéndome aún más colorada si eso era posible.
-Si-dije sacándole la lengua.
Me observo por un largo momento antes de, sorpresivamente, tomarme de la cintura y forzarme a estar de puntas de pie, a centímetros de su rostro.
-¿Segura?-susurró, y su aliento acarició mis labios, haciéndome estremecer.
-Yo…-realmente no podía pensar, mi cuerpo se negaba a responder y sus manos en mi cintura eran lo único que me separaba del suelo.
Lentamente, sin dejar de mirarme a los ojos, fue acercando sus labios a los míos, hasta que pude sentir cada pequeña cantidad de aire que entraba y salió por ellos.
-Puedo alejarme si quieres-dijo, rozando suavemente sus labios con los míos al hablar.
Un suspiro trémulo se escapó de mis labios, y sin negarme a los deseos de mi cuerpo termine de acortar la distancia entre nuestros labios. Un estremecimiento me recorrió entera al sentir la suavidad de los mismos contra los míos, el leve roce que provocaba cuando suavemente los movía, la sensación de sus manos acariciando mi cintura y acercándome a él.
<<Dios>> era lo único que mí mente podía pensar en ese momento, y sin ser consciente, mis manos estaban de pronto en su cuello, jugando con los pequeños mechones de cabello que lo adornaban, acariciando su piel, sintiéndolo.
Después de lo que pareció una eternidad nos separamos lentamente, ambos sonrojados en distintos niveles y sonriéndonos como si no hubiese mañana.
-Te amo-susurre.
-También te amo-me contesto dándome un pequeño beso en mi nariz.

FIN

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